Bordar es mi terapia de meditación
- Carmen Irene
- 10 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 17 ago 2020
Aprendí a bordar con las monjitas de mi escuela cuando era pequeñita, bien dicen que lo que bien se aprende no se olvida, luego de tantos años decidí bordar y fue como si el tiempo no hubiera pasado.
Para empezar escojo el modelo que voy a hacer y luego me encanta intuitivamente escoger los hilos por colores. La terapia de meditación empieza justo ahí, en ese momento en que me olvido del mundo y solo existimos la tela, el hilo y yo.

Ayer quise probar bordar un cuadro de Coneka mientras Manuela horneaba galletas en la cocina, lo sé, parecería un texto muy elaborado para ganarme seguidores, solo me faltó decir “el hogar olor a galleta” pero no, así son algunas de mis tardes. Digo algunas porque Manuela creció y no es la misma compañera de antes, tiene su vida propia. Ayer tuve el regalo de la compañía de su canto mientras preparaba las galletas.
Con el tiempo cada detalle se hace más y más valioso, como una especie de tesoro.

Luego de escoger los colores escojo las puntadas, empiezo y las sigo una a una, trato de que me queden lo más parejas posibles. Existen ocasiones en que los hilos se enredan o se salen, eso complica el terminado, sin embargo, he aprendido a safarlos con bastante exactitud y eficiencia. Así voy dándole forma y vida al dibujo de la tela. Los hilos son los pinceles y la tela el lienzo.
Creo que la vida también es así, debemos aprender a safar los nudos difíciles que se presentan para que exista un desenlace hermoso.

Así continuo mezclando hilos y puntadas, paso a paso hasta que ya puedo ver un resultado al que solo le falten detalles pequeños. Nuevamente como en la vida, los resultados se ven luego de cualquier proceso en el tiempo.
Ayer cuando el sol se empezó a esconder en mi ventana, me di cuenta que la tarde completa pasó, paré la música y mi mente volvió a la realidad que me rodeaba, lo que no estaba ya no existía. Sonreí.

Este es el cuadro, resultado final de una tarde de jueves, le hace falta su marco para ser colgado en la pared de nuestro taller.
Quiero ser así, tan feliz como el sol.
@lacarmenirene
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